Nueva York es, sin lugar a dudas, el hogar fuera del hogar para la cultura de la República Dominicana. Siendo la ciudad con más dominicanos en el mundo fuera del país caribeño, lo que ocurre en la “ciudad que nunca duerme”, tiene repercusiones importantes para el territorio.
Las tendencias en Nueva York afectan directamente lo que ocurre en República Dominicana, desde cosas como la moda, hasta temas de conversación, estilos, comidas y por supuesto, lo mismo ocurre con el deporte. Es por ello que un número relevante de equipos profesionales de la ciudad de Nueva York, cuentan con una fanaticada abundante en el territorio del Caribe, especialmente cuando se habla de béisbol o baloncesto.
Por ejemplo, a pesar de tener décadas sin ganar, los New York Knicks son, sin duda alguna, uno de los conjuntos de la NBA que gozan de mayor popularidad entre el fanático dominicano, mientras que New York Yankees es la organización deportiva del extranjero más popular en el país, mientras que New York Mets también goza de un buen número de seguidores quisqueyanos.
Es por eso que la llegada de dos atletas de alto nivel con raíces dominicanas a la ciudad de Nueva York es algo que ha impactado de manera importante a la cultura.
Luego de un año junto con los Yankees, Juan Soto se adueñó del alma y corazón de la ciudad, ayudando al equipo a alcanzar su primera Serie Mundial en 15 años y siendo un factor importante a lo largo de toda la postemporada, a pesar de que no se pudo completar la misión de ganar el campeonato, lo convirtió en un ícono de la ciudad, a pesar de dirigirse a la agencia libre.
Con su firma por 15 años y 765 millones de dólares con New York Mets, se convierte en una de las figuras más grandes del béisbol profesional en su ciudad, rivalizando a Aaron Judge, a pesar de estar en un equipo que es considerado como “inferior” por muchos.
A pesar de que nombres como Alex Rodríguez y Robinson Cano, quienes gozaban de mucha popularidad en sus tiempos como miembros de los Yankees, estuvieron presentes por largo rato con el equipo, su popularidad, en términos generales, no puede equiparse con lo que en tan solo un año hizo Soto.
Del otro lado, en 2024 nos sorprendimos cuando Minnesota Timberwolves y New York Knicks llegaron a un acuerdo que involucró a Karl-Anthony Towns yendo a la “Gran Manzana”.
La llegada de Towns marcó la primera vez que un jugador de su calibre y de ascendencia dominicana, se establecía como uno de los rostros principales de una de las franquicias de baloncesto más históricas de la NBA. El desempeño que ha tenido el dominicano hasta el momento, sin duda lo ha posicionado como uno de los rostros más visibles de la configuración actual de la franquicia, junto con Jalen Brunson.
Towns y Soto son dos jóvenes que aún no han cumplido los 30 años y cuyos talentos los han posicionado en la élite de sus respectivos deportes, por lo que es justo decir que, por primera vez en la historia, la cara del deporte neoyorquino es dominicana.